sábado, 10 de octubre de 2009

El deber maravilloso de ser felices...


Soy una persona optimista por naturaleza, soñadora e idealista y siempre, por muy mal que vayan las cosas, acabo pensando que al final todo se arreglará y la vida me tendrá reservadas cosas maravillosas.
Quizás los momentos oscuros de mi vida, aquellos en los que sufrí tanto que pensé que el corazón se me iba a romper, me hicieron valorar los pequeños momentos de felicidad.
Por eso, hoy os dejo este fragmento de un libro titulado "Aprendiendo a pensar en grande". Si alguno no está pasando por su mejor momento espero que encuentre una esperanza, una lucecita en su camino que le ilumine y pronto las palabras de este libro sean las suyas.


"Soy feliz porque sé mirar arriba, muy arriba, y veo luz y sol
tras las nubes opacas. Porque sin perder la calma, acepto las
debilidades ajenas y sé repartir palabras amables. Porque
por encima de todo creo que los hombres no son desiertos, ni
que los viejos son seres inútiles, ni los niños estorbos.


Soy feliz porque nunca me daré por vencido y daré un paso
más cuando todos se hayan parado. Porque confio en mis
posibilidades y no lo espero todo de la suerte, de la fortuna o
de la buena estrella.Porque se llevar la carga de mis
obligaciones y las realizo con la sobria elegancia de los
triunfadores.

Soy feliz porque nunca más me lamentaré de las
oportunidades perdidas, sino que sabré aprovechar las que
tengo entre mis manos. Porque hoy comenzaré a convertir el
trabajo en diversión y las diversiones en fiestas. Porque
aprovecharé cada instante para sembrar alegría, entusiasmo
y amor a mi alrededor."

(Jose María Vicedo)

domingo, 4 de octubre de 2009

Momentos inesperados ¿o esperados en el fondo?


En ocasiones la vida trae consigo hechos inesperados. A veces nos sorprenden para bien, otras para mal y hay veces que nos producen una sensación indeterminada, mezcla de todo lo bueno y todo lo malo.
En ese momento se siente euforía, disgusto y ansiedad. Alegría y ganas de llorar.
Es lo que me ocurre a mí hoy, que nado en un mar de dudas y quiero llegar a dos orillas diferentes a un mismo tiempo y, claro, esto no es posible.
Últimamente mi vida es un tanto particular y parece que mi corazón late a saltos.
Lo bueno de todo esto es que yo sé que todo lo que pueda ocurrirme encierra una importante lección para mí y yo estoy dispuesta a aprenderla.
Creo en la sincronicidad y estoy espectante por ver lo que el Universo me tiene preparado...
Las casualidades no existen así que si TÚ estás leyendo esto pregúntate por qué Cenicienta perdió un zapato...