En ocasiones la vida trae consigo hechos inesperados. A veces nos sorprenden para bien, otras para mal y hay veces que nos producen una sensación indeterminada, mezcla de todo lo bueno y todo lo malo.
En ese momento se siente euforía, disgusto y ansiedad. Alegría y ganas de llorar.
Es lo que me ocurre a mí hoy, que nado en un mar de dudas y quiero llegar a dos orillas diferentes a un mismo tiempo y, claro, esto no es posible.
Últimamente mi vida es un tanto particular y parece que mi corazón late a saltos.
Lo bueno de todo esto es que yo sé que todo lo que pueda ocurrirme encierra una importante lección para mí y yo estoy dispuesta a aprenderla.
Creo en la sincronicidad y estoy espectante por ver lo que el Universo me tiene preparado...
Las casualidades no existen así que si TÚ estás leyendo esto pregúntate por qué Cenicienta perdió un zapato...