domingo, 17 de mayo de 2009

Piel y huesos.


La conocía hacía mucho, muchísimo tiempo. Siempre me había parecido una buena chica, sensible y tierna. Tenía unos grandes ojos perfilados de larguísimas pestañas, y un porte tranquilo. Parecía supurar serenidad por cada poro de su piel.
Debí darme cuenta de que interiormente se sentía tan sola y atormentada.
La olvidé durante algún tiempo, presa como yo estaba de quehaceres, de idas y venidas.
Un día, sin haberlo previsto me la encontré frente a frente, como en un espejo.
Ya no era la misma. Sus ojos ya no eran un lago pacífico. Estaban profundamente tristes, distantes. Ya casi no pertenecían a este mundo.
La piel, blanquecina, casi a punto de deshacerse bajo mis labios al besar su rostro, dejaba entrever los afilados huesos y sus moradas venas.
Por un momento pensé cómo era posible que, en la inexistencia de su cuerpo, aún siguiese viva.
Cómo podía mantenerse en pie y nacer un atisbo de sonrisa en sus labios al verme.
Tuve ganas de llorar desde el mismo momento que tomé conciencia de la gravedad del asunto.
Ella había estado siempre conmigo, pero yo no había estado siempre con ella...
¿Cómo pude estar tan ciega?

9 comentarios:

  1. Nunca es tarde, demuéstrale que te importa..
    Llámala y acércate,háblale, te escuchará..!

    Suele pasar que nuestras cosas nos hacen olvidar a los demás,olvidando que también ellos forman parte de nuestra vida,ya que todos estamos encadenados..Necesitamos unos de otros.
    Háblale y mándale tu energía..aunque no esté..

    Un abrazo muy fuerte.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Bea!

    Qué duro, no? Yo, por fortuna, no tengo a nadie cercana que haya pasado por algo así, pero conozco bien el tema. Y tengo claro que no debes culparte, porque probablemente tú no podrías haber hecho nada para evitarlo. A un problema como ese te suele llevar una baja autoestima, una necesidad altísima de satisfacer a los demás, y toda una serie de problemas emocionales para los que los amigos, con frecuencia, no tenemos respuesta.

    Cuando la gente cae en una situación así no se deja ayudar, no escucha.. Es como lo que sucede en una depresión o en una adicción. Su percepción de la realidad está tan distorsionada que resulta imposible convencerles de lo contrario..

    Si quieres ayudarla contacta con su familia, con sus seres queridos, porque tal vez a través de ellos puedas hacer algo. Derívales a alguna asociación que trabaje el tema. Acude tú misma si puedes a una charla, es importante que su entorno esté informado y bien aconsejado. Ellos os dirán cual es la mejor forma de actuar con ella.

    Si conseguís algo será, seguramente, sin su consentimiento, o al menos sin su apoyo. Ten mucha, muchísima paciencia, vale?

    Un abrazo, guapa, y mucho ánimo!!!

    ResponderEliminar
  3. No siempre es fácil darse cuenta de lo que le pasa a la gente. Y no es justo tampoco culparse por ello. Es bueno preocuparse por los amigos/as, estar pendiente de ellos, desearles lo mejor y ayudarles siempre que lo necesitan. Pero ninguna persona está obligada a ir con una bola de cristal a cuestas que le ayude a adivinar lo que le pasa al otro. Si ella hubiera querido tu ayuda, te la hubiera pedido. Porque es muy sencillo decir... "nadie me ayudó" en lugar de "no tuve el valor de pedir ayuda". Así que, si ahora te has dado cuenta de que te necesita y quieres echarle una mano, adelante! Pero sin sentirte culpable por llegar tarde. Porque toda ayuda, aunque sea tardía, es buena.

    Besos!!

    ResponderEliminar
  4. Ay Bety, entiendo como te sientes. Primero que nada tienes que saber que esto NO es tu culpa. Todos decidimos qué hacer con nuestras propias vidas y cuerpos. Creo que nunca es tarde para hacer algo. La gente con esos problemas a veces no se da cuenta de que está mal. Ayúdala a recuperar su amor propio y a abrir los ojos.

    Un abrazo fuerte, tú tampoco estás sola :)

    ResponderEliminar
  5. Como ya te han dicho, nunca es tarde, haz lo que creas que está en tu mano, aunque sea estar a su lado, aunque ella no se deje ayudar... Demuéstrale que te importa.
    Beatriz, te envío mi apoyo y os deseo mucha suerte. Besitos.

    ResponderEliminar
  6. ...Suele suceder que nos acostumbramos tanto a la presencia o a la cercanía de alguien, que dejamos de verlo realmente. Es como que pasa a ser un mero reflejo para nosotros.

    Lastimosamente, solemos perder la capacidad de asombrarnos, olvidando que cada día podemos ser alguien diferente, y lo mismo con los que conocemos o queremos.

    Nos acostumbramos... Dejamos de ver, irónicamente, lo que más cerca tenemos...

    Hay que prestar más atención. Todo está cambiando. Nada es lo mismo ni ningún día es igual al anterior...

    Por eso, tampoco nunca es 'demasiado tarde' para algo..

    besos..

    ResponderEliminar
  7. Gracias, amig@s, por vuestro apoyo y vuestros consejos. La verdad es que esta historia fue muy dura en mi vida, pero ocurrió hace años. La he escrito al recordar distintos momentos de mi vida y tomar conciencia de algunos hechos. Afortunadamente, ya está superada ¡¡¡uff, qué alivio!!!
    Un abrazo muy cariñoso para todos.

    ResponderEliminar
  8. Es una verdadera pena, mientras medio mundo muere de hambre el otro medio esta a dieta siempre, pero es un echo, me alegro de que sea una historia superada, saludos.
    masquemaquillaje2009.blogspot.com

    ResponderEliminar
  9. Bueno la verdad que es una historia bastante fuerte, pero por lo qu eveo por suerte ya es eso historia, espero que ahora todo este bien, además se nota un estado animico muy bueno en vos, me llevo los premios, besotes y perdon por desaparecer, he sido un poco ingrata, cuando empece fuiste de las que me abrio la puerta y recibio con los brazos abierto y ya ves...espero enmendarme :D

    ResponderEliminar